Emily Dickinson nos desvela su íntima experiencia vital con pasajes de su vida escogidos: desde el comienzo de su actividad poética hasta su muerte, recluida en su casa y con la puerta cerrada a la sociedad, acompañada simplemente por vivencias personales con sus seres más queridos. El personaje vive en la eternidad. Sus miedos y anhelos han desaparecido, pero tiene la habilidad de revivir profundamente lo vivido y reflexionar mejor sobre su pasado con distancia.