Los inicios de la plaza se remontan al siglo XVI, cuando en la confluencia de los caminos (hoy en día calles) de Toledo y Atocha, a las afueras de la villa medieval, se celebraba en este sitio, conocido como «plaza del Arrabal», el mercado principal de la villa, construyéndose en esta época una primera casa porticada, o lonja, para regular el comercio en la plaza. El nombre de la plaza ha variado a lo largo de la historia, del primigenio nombre de «plaza del Arrabal» pasó a llamarse «plaza Mayor». Posteriormente, en función del Régimen Político de cada etapa iba adquiriendo distintos nombres como plaza de la República, Plaza de la Constitución etc.

Sufrió 3 incendios, en el último participó de la reconstrucción un arquitecto español, Juan de Villanueva, quien le dio el aspecto actual. Sorprende por su belleza. Esta Plaza porticada, con planta rectangular, tiene casi 130 metros de largo, 95 de ancho y está rodeada por edificios de tres pisos con 237 balcones en total. El Monumento de Felipe III se ubica en la parte central. A toda hora es visitada por muchísima gente, hay variedad de artistas callejeros, bares, restaurantes, se suelen hacer festivales y conciertos populares.

Disfruta de toda la esencia de este lugar tan icónico de la capital y pasea devorando el famoso bocata de calamares o admirando los pequeños tatrillos y muñecos de la zona.