Comenzaréis realizando el recorrido por las distintas instalaciones de los animales en semilibertad. Al principio del itinerario están ubicadas los grandes hervíboros, tales como cebras, llamas, antílopes, dromedarios, ciervos, avestruces etc.  Es el momento de bajar la ventanilla del coche y, bolsa de zanahorias en mano, disfrutar alimentándolos. La comida para los animales os la venden en el mismo safari a unos 2€. Os recomendamos haceros con ellas porque la posibilidad de alimentar a estos animales es , sin duda, lo más emocionante de la experiencia. En el Safari únicamente se puede dar de comer a los animales de esta primera sección y más adelante a los situados en el Rincón de los mansos.

En la segunda parte del recorrido podréis observar animales salvajes, tal y como si se encontraran en su hábitat ; eso sí, en esta ocasión es obligatorio bajar la ventanilla. Disfrutaréis de rinocerontes, jirafas, leones, tigres, elefantes, hipopótamos, osos negros, monos y un largo etc. Les veréis de lejos, así que es recomendable llevar unos buenos prismáticos de casa.

He de reconocer que aún recuerdo con nostalgia esas tardes de safari con mis padres (hace más de 30 años ejem) en las que los monos se nos subían al coche y las jirafas comían de nuestras manos. Y es que, antiguamente el Safari permitía interactuar más con algunos de los animales y pasar muy cerca de algunas instalaciones , como la de lo monos, así que lo más habitual era hacer medio recorrido con un par de monos encima del capó del coche… 

La ruta completa en coche, parándose a hacerse fotos dura cómo 45 – 50 minutos y se puede hacer las veces que se  desee.