Una de las características que diferencia el libro de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas de otros cuentos es que, a pesar de que está destinado a un público infantil, los adultos perciben en el libro muchos más mensajes que los propios niños, que únicamente descubren una historia surrealista y divertida, en la que Alicia crece o se encoge, juega con una Reina o interacciona con personajes de lo más variopinto.
Los adultos advertimos como cada uno de los obstáculos que encuentra Alicia en El País de las Maravillas le enseñan algo y le conducen de la vida infantil a una vida adulta, en la que aprende el valor del esfuerzo, del tiempo, de la amistad. Y, durante este proceso, Alicia busca su propia identidad, descubriéndose a sí misma por cómo reacciona en cada reto al que se enfrenta, como sucede por ejemplo, con el juego de Croquet que juega contra la Reina de Corazones (personaje aparentemente inspirado en la Reina Victoria, monarca de Inglaterra desde 1837 hasta 1901).
Con Alicia en El País de las Maravillas, Carroll se aleja de los escritores del momento, que finalizaban siempre sus libros con una «moraleja» dedicada a instruir a los niños. Alicia se tiene que enfrentar sola a un mundo desconocido, en el que no basta con seguir los dictámenes que marcan los adultos, porque siempre hay algo que queda al azar.