Después, con Celeste y Claudia, llegaron las tentaciones. El (re)conocimiento de Celeste y la fantasía de Claudia.
Dice Roy Andersson que el plano general, el espacio que rodea a una persona, dice más de ella que su propio rostro. Cómo consideramos aquí el cuerpo, como primer plano que acompaña al rostro y conforma el prejuicio de un estereotipo? O como parte del plano general que define una forma de estar y habitar?
El diablo paseándose en bicicleta por las calles vacías, como ángel custodio sin cuerpo que acompañar. El errante que se equivoca y el errante que vaga sin sentido.
Reunir a Claudia y a Celeste es como convocar al ángel y al demonio, sin intentar definir quién es qué, quién es quién, o en qué momento son intercambiables.