El amor de Jacinto Benavente por Galapagar
El escritor Jacinto Benavente escribió varias de sus obras al final de su vida en el jardín de El Torreón, que era su finca en Galapagar. Al escritor le gustaba trabajar contemplando las increíbles vistas de Madrid y de la cercana localidad de Torrelodones. Su finca se situaba en un lugar privilegiado, en lo alto de este tradicional pueblo de la Sierra madrileña. Él consideraba Galapagar como su “fuente de inspiración” y en esta impresionante vivienda se cree que redactó alrededor de 23 comedias, siendo El marido de bronce la última de ellas.
Jacinto Benavente fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1922, convirtiéndose en uno de los pocos escritores españoles que lo recibió . El escritor nació en Madrid en 1866 y, además de autor teatral, trabajó como director, guionista y productor de cine. Era un escritor muy prolífico y logró escribir 172 obras. También durante su larga vida dedicó su tiempo a la poesía y el periodismo en el que destacaron sus artículos en el periódico El Imparcial.
Iglesia Parroquial de la Asunción/ Monumento a Jacinto Benavente
Nuestra ruta para descubrir las huellas del autor Galapagar puede empezar en la plaza de la Constitución, al lado de la Iglesia Parroquial de la Asunción. Esta es una bella construcción realizada en el siglo XVI de estilo gótico. En esta plaza, centro de reunión, se encuentra el monumento a Jacinto Benavente, que fue realizado en 2016 por Zarateman. Galapagar es un pueblo que conserva ese espíritu rural y austero de las localidades de la sierra norte de Madrid.
Teatro Jacinto Benavente
En la calle Guadarrama 66 se encuentra el centro cultural La Pocilla, y también el Teatro Jacinto Benavente, dedicado al recuerdo del escritor. En este espacio se representan diversas obras y se mantiene el amor del escritor por el teatro.
Cementerio de Galapagar
Benavente estaba tan enamorado de esta localidad que en su testamento pidió, como última voluntad, ser enterrado allí y amortajado con sayal de monje franciscano, con una rosa y una cruz. El 14 de julio de 1954, el dramaturgo falleció en su casa de la calle Atocha y, dos días después, se ve a cumplido su deseo de descansar a la sombra de la sierra, en el Cementerio viejo de Galapagar (El Chopo). El 16 de julio, el alcalde de Galapagar Lucas Guadaño y el párroco Valentín Navío López recibieron a la comitiva fúnebre que, junto a los vecinos del pueblo y algunos amigos, marcharon desde la iglesia hasta el cementerio de El Chopo donde dieron el último adiós al gran dramaturgo.
Una gran cruz de piedra señala el lugar concreto de la tumba de Jacinto Benavente en este cementerio. Durante años se siguió la tradición iniciada por sus amigos y admiradores de reunirse el 16 de julio para leer su obra, alrededor de su tumba, y así recordar al escritor en el aniversario de su fallecimiento. Una tradición que el Ayuntamiento de Galapagar ha vuelto a recuperar desde 2016 para recordar al insigne autor, reuniendo a sus vecinos y seguidores alrededor de su tumba y en donde leen pasajes de su obra y recuerdan su muerte.
El Torreón: la casa de Jacinto Benavente en Galapagar
Galapagar es un pueblo que conserva todavía su aspecto tradicional. Dentro de esta ruta literaria, la siguiente parada es su vivienda. Para llegar a ella hay que callejear desde la antigua casa consistorial hasta tomar el camino de la Fuente de las Colmenas. Allí nos encontraremos con la belleza de la sierra madrileña, entre prados con vacas y caballos, y también algún antiguo colmenar abandonado.
Si seguimos el Cordel de Hoyo se llega al increíble edificio de la finca El Torreón, donde el autor teatral escribió obras como La Malquerida y donde pasó mucho tiempo en sus últimos diez años de vida.
A su muerte, la casa pasó a manos familiares, que terminaron vendiéndola hace casi 30 años. En la actualidad, sus inquilinos han decidido usar gran parte de su jardín para eventos, bodas y otro tipo de actos. El imponente palacete tiene cuatro plantas y en su restauración se ha conservado incluso la madera, para respetar su espíritu original.
Situada en la parte alta de Galapagar, desde ella se puede contemplar todo Madrid. El Palacete se encuentra en una finca de 100.000 metros cuadrados, de los cuales 7.000 son jardines. En esta finca se dice que paseaba y cazaba Felipe II cuando se dirigía a ver las obras de El Escorial. Un lugar impresionante en el que el premio Nobel logró escribir numerosas obras, y que sorprende por la belleza de los bosques que la rodean.