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Qué ver en Islas Azores: guía

May 28, 2021

Las Azores: Un paraíso Natural

 

Las Azores, es un grupo de nueve islas portuguesas situadas en medio del océano Atlántico. Un paraíso a tan sólo 3hrs en avión desde Lisboa, que resulta ideal para los amantes de la naturaleza, el senderismo y el buceo. En ellas encontraréis enormes cráteres con lagos de un impactante color verde, que impresiona a los turistas, y zonas de belleza extraordinaria como «Lagoa das Sete Cidades» o la «Lagoa do Fogo».

Quizás uno de los mejores meses para ir es Agosto, con poco turismo, temperaturas, perfectas (unos 25 grados) y un clima ideal, sol en la costa y eso sí, algo de niebla en las zonas de montaña y lagos. Ten en cuenta este inconveniente para elegir bien el día adecuado para tus rutas de senderismo. Las alturas rondan los 1000 m., salvo en Pico, isla donde está la cima más alta de Portugal, o Pico, de 2.300, a la que se puede subir andando. Las vistas de Faial, otra isla, también son espectaculares.

El desplazamiento entre las islas puede hacerse en barco en verano, pero en invierno únicamente podrás hacerlo por avión (los vuelos entre islas son caros), por lo que recomendamos planificar bien vuestro viaje. Las más grandes y frecuentadas por los turistas son Sao Miguel, Terceira y Pico. Pero, si por tiempo y opciones de transporte tenéis que eleg,ir os recomendamos sin duda quedaros en la espectacular isla de Sao Miguel.

ISLA SAO MIGUEL – AZORES

Con apenas 126.000 habitantes y una extensión de 746km2, la Isla Sao Miguel, la más grande las 9 islas, constituye un auténtico vergel en las Azores.  Es maravillosa en todos sus rincones, aunque para los visitantes uno de los que más encantos tiene es sin duda alguna el Valle de  Furnas. Su entorno con aguas termales ( La Lagoa das Furnas le dejará maravillado con los tonos verdosos de sus aguas), y su exquisito cozido, que en vez de garbanzos, lleva arroz, os conquistará . Si vais en fin de semana veréis como los portugueses se llevan el cozido de sus casas y lo cocinan en los hoyos durante 6-7 horas hasta que está listo).
 El primer contacto con el valle de Furnas se puede hacer desde el sur, desde el mirador do Castelo Branco. De vuelta a la carretera general, ésta conduce al lago y sus calderas. El lago se puede circunvalar andando; los más perezosos tienen unas pedaletas a 5 euros la media hora. El pueblo es interesante, ya no solo por las calderas que también hay allí, enormes, sino por la experiencia gastronómica de saborear el cocido azoriano hecho en ellas. El Tony’s es el restaurante más recomendado (se puede  reservar por internet). El Pico do Ferro tiene unas vistas bonitas sobre el Lago, casi tanto como las que se pueden ver desde el Salto do Cabalo, desde el que se domina todo el valle de Furnas. El baño termal en las Poças de dona Beija completa una jornada maravillosa.
Muy recomendable también es bajar a La Lagoa Do Fogo. Desde el sur la carretera va subiendo la Serra de Agua de Pao hasta dejar paso a unas vistas del Lago que hacen sufrir el síndrome de Stendhal. Una vez que se baja desde el mirador andando por un sendero, puede darse un paseo por la ribera, y por supuesto descansar sobre la arena de la playa del Lago y darse un chapuzón: el baño en sus aguas transparentes (y curiosamente no muy frías) es memorable. La bajada desde el mirador es sencilla y es una experiencia para disfrutar sin prisas, eso sí, la subida de vuelta hay que hacerla con calma…
Desde La Lagoa Do Fogo se puede ir a Caldeira Velha: un lugar muy bonito e imprescindible donde se pueden tomar unos baños termales rodeado de una naturaleza exuberante, con pequeña cascada incluida. Para evitar muchedumbres, ir a primera o a última hora. Luego Caldeiras y Lombadas.
-Lagoas de Sete Cidades: el mirador de Vista do Rei ofrece una grandiosa panorámica de la Laguna Azul y la Laguna Verde (subid al hotel ruinoso tipo «El Resplandor»), pero la panorámica desde el mirador del Carnario, con la Laguna de Santiago delante, es todavía mejor… La ruta pedestre clásica sale desde las proximidades del mirador del Canario, y va rodeando la parte este, norte y sur de la caldera hasta llegar a Sete Cidades. Su duración es de 2hrs aprox. Al terminar la ruta es recomendable ir hacia Ferraria, un lugar maravilloso, baño en mar/terma y de ahi a la playa de Mosterios ( playa de piedras) y despues a las pozas un pco mas arriba del pueblo, son piscinas naturales entre las rocas, muy bonitas también. Buen lugar para ver atardecer.
OPCIÓN CON NIÑOS: Quien no tenga demasiado tiempo, puede recorrer esa misma ruta en coche: subiendo a Mosteiros desde Sete Cidades, se coge la primera pista a la derecha. No es un camino en muy buenas condiciones, pero puede hacerse, al menos hasta la vertiente norte de la caldera. Por las riberas de los lagos pueden darse también unos bonitos paseos: en el extremo noroccidental hay un merendero.
Ponta de Ferrerías: si el paraje ya es lo suficientemente pintoresco por el tapiz de rocas volcánicas que cubre este tramo de costa, la experiencia se hace inolvidable con el baño caliente en una especie de piscina natural... Eso sí, hay que revisar la tabla de mareas antes de salir para hacer coincidir el baño en las horas próximas a la bajamar.
Plantaciones de ananás: es auténticamente curioso el modo de cultivo de las piñas, las mejores del mundo, en las «estufas», unos curiosos invernaderos acristalados. En la plantación de A. Arruda, por ejemplo, tras la visita, puedes tomarte un helado o un licor. Para comprar piñas, eso sí, el mercado de abastos de Graça, donde son más baratas (unos cuatro euros el kilo,). Puede que te parezcan caras, pero sólo hasta que las pruebas. Son exquisitas.

Faja do Calhau: para llegar al inicio del sendero, deberemos llegar hasta la desembocadura de la riera de Faial da Terra. Desde aquí el sendero se prolonga entre los impresionantes taludes rocosos y el mar aprovechando la estrecha franja del litoral, en  la que tiene asiento La Faja do CalhauA partir de la Ponta da Rotorta un suave ascenso nos conducirá, cruzando la aldea de Fagundas, hasta la solitaria iglesia de Nossa Senhora da Penha da França, situada en Agua Retorta.Lombo Gordo: el punto de partida es un camino de grava. Después de unos 500 metros hay un estrecho sendero adornado por los cedros japoneses. En el punto más bajo de la pista, hay un arroyo. El sendero termina en Terra Cha, en la iglesia, en el municipio de Agua Retorta. Aquí se puede visitar las instalaciones tradicionales de maíz en grano, que todavía se utiliza hoy en día para moler el maíz para hacer pan.

Visitar: http://entremontanas.com/islas-atlanticas/san-miguel

EXPERIENCIAS IMPRESIONANTES

Piscinas naturales de Mosteiros: hay unas pozas cien por cien naturales, justo frente al viejo molino, con un agua cristalina ante la que nadie puede resistirse.
Ilheu da Vila, frente a Vilafranca do Campo: es curioso este islote/caldera que constituye una gigantesca poza. Pero lo extraordinario del lugar es la cantidad de peces que se pueden ver, meros incluidos (el snorkel se hace  imprescindibles en las Azores, aconsejable una camiseta de neopreno aunque el augua no esté excesivamente fría); el mejor lugar para el snorkeling es la hendidura que hay justo frente a la bocana. El barco se coge en el muelle de Vilafranca; en una caseta se venden los tickets pero en caso de que esté cerrada la taquilla (hay un máximo oficial de 400 visitantes diarios) puedes subir igualmente y pagar en el barco de forma discreta (5 euros por cabeza)…
Ruta de la sierra Debassa (PRC 5 SMI): desde el mirador del Canario -al otro lado de la carretera- parte una sencilla ruta de senderismo que se hace en un par de horitas, con vistas preciosas del entorno, que incluyen cuatro pequeñas lagunas.
Minúsculos muelles en pequeñas bahías naturales: Capelas (primera indicación de «porto» según se llega a Capelas desde el oeste, es también bonita zona de acantilados), Caloura (incluye una curiosa piscina), Arnel… El más pintoresco es este último, cerca de Nordeste, con un faro y pequeñas casitas de pescadores (ver antes las vistas desde el mirador da Vista dos Barcos) pero mucha precaución con el acceso, la empinadísima subida es para conductores expertos.
Miradores de Ponta do Sossego y Ponta da Madrugada, al este: son auténticos jardines botánicos -especialmente el primero- con vistas fabulosas a acantilados de la zona. Acondicionados también como merenderos.
Valle de Lombadas: desde Ribeira Grande, una carretera serpentea entre un paisaje boscoso hasta finalizar en las ruinas de una planta embotelladora, al lado de un río con el lecho amarillento por los depósitos minerales del agua. El agua carbonatada se puede beber de una fuente en una caseta también en ruinas, cruzando el riachuelo. Llevar una botella para rellenar es una gran idea.
Caldeira Velha: un lugar muy bonito donde se pueden tomar unos baños termales rodeado de una naturaleza exuberante, con pequeña cascada incluida. Para evitar muchedumbres, ir a primera o a última hora.
-Las queijadas: dulces sabrosísimos que hay que probar sí o sí. Especialmente ricas las de Vilafranca do Campo.

EXPERIENCIAS INTERESANTES

Casco viejo de Ponta Delgada, Nordeste, Vilafranca do Campo, Povoaçao y Ribeira Grande. Ninguno alcanza el esplendor de los centros históricos de algunas ciudades del Portugal continental, pero merece la pena un paseo detenido por sus calles.
Barrios de pescadores de cualquier localidad ribereña, con sus casitas de colores. El barrio de de Rabo de Peixe es un buen ejemplo.
Puerto de Lagoa: muy pintoresco, con un restaurante muy recomendable, el Melo Abreu, con una carta atractiva, su propia cerveza, un trato exquisito y unas vistas estupendas.
Molino del Pico Rojo: molino restaurado en Bretanha, realmente bonito, con una pequeña capilla al lado.
Carretera a Ribeira Quente: espectacular trazado que parece que atraviese un jardín botánico, hasta llegar a esta población pesquera, quizá la más inaccesible de la isla junto con Faial da Terra, encerrada también entre abruptos paisajes.
– Los famosos «bolos levedos»: panes dulces típicos de las Azores que hay que probar.
– Las lapas «grelhadas» (a la parrilla): no son muy valoradas en España, pero sí en Azores. Hay que pedirlas al menos una vez de entrantes a un buen plato de pescado del día.
Plantaciones de té de Gorreana: inesperadas en estas latitudes, merecen la visita.
Salir en barco a ver ballenas: es una actividad imprescindible. No hubo suerte del todo, vimos muchos delfines, una tortuga marina con ellos, pero ni ballenas ni cachalotes, si bien mereció la pena.
Un consejo – aseguraros bien en que barco quereis ir – zodiac, lancha rapida o barco mas grande.

PLAYAS

Los amantes del turismo playero tienen también buenos lugares para tenderse en la arena: el inconveniente es que el tiempo es impredecible y en cualquier momento puede echarse a llover, y tan pronto llueve como a los diez minutos escampa y vuelve a hacer sol.
Playas: claro que hay playas en San Miguel, y excelentes algunas de ellas. Anotar obligatoriamente la de Santa Bárbara y la de Porto Formoso en el norte, salvajes y evocadoras, y la de Caloura en el sur (no está indicada, hay que seguir las indicaciones de hotel Caloura). La de Vilafranca do Campo y la de Mosteiros están adornadas por formaciones rocosas muy curiosas. En la de Pópulo, haciendo snorkeling, vi lenguados (o similar).
Te puedes bañar en San Miguel en una piscina natural DE AGUA CALIENTE natural que brota naturalmente del subsuelo con cascada natural incluida en medio de una exuberante vegetación natural, naturalmente gratis y si escoges la hora sin nadie.
-El centro comercial Parque Atlántico en Ponta Delgada (hay una salida desde la autovía) es una buena opción para los que necesiten una sesión de shopping: allí por cierto hay una réplica de un ballenero restaurado (sorprende lo pequeños que eran).
Interesante también es saber qué pueblos están en fiestas durante vuestra estadía en San Miguel. La última noche de nuestro viaje, el sábado 17, estuvimos en Agua de Pao, con un gran ambiente festivo. Es una manera excelente de ver como el paisanaje local disfruta la vida.

RESTAURANTES

En Ponta Delgada probamos:

Restaurante Aliança – buen pescado y su famoso bifé que pide casi todo el mundo allí, nosotros preferimos el pescado.
Mercado do Peixe – buen pescado fresco.
Casa Marisca – lapas y Cataplana de pescado – muy rico
-En San Roque al lado de Ponta Delgada el mejor eso si el mas caro – Cais20 recomendado por unas simpáticas españolas residentes en la Isla que nos encontramos en el Mercado de Ponta Delgada.
Aquí probamos el cavaco (especia de langosta), las cracas (de difícil definición) y comimos las mejores lapas, magnifico también el Mouse de maracuyá.
-Para una comida rápida cerca del Hotel había un restaurante A Comercial, donde comían muchos lugareños, cojes la bandeja y pides de los platos del día, crema de tomate, bacalao con nata, pastel y copa de vino unos 7,50E.

TRANSPORTE: AEROPUERTOS, COCHES, ETC

El vuelo con la compañía Sata muy bien, puntual, te asignan asientos según el orden de facturación (es decir, no tienes que “pelearte” ni hacer cola para embarcar desde muy temprano para conseguir asientos juntos, como pasa en cada vez más compañías aéreas), te dan un pequeño bocadillo, refresco y kit kat (tanto a la ida como a la vuelta) y el personal muy amable.
Cuando llegas al aeropuerto puedes ir a Ponta Delgada en bus o en taxi, el taxi nos costó 9 € al hotel donde nos alojamos.
El hotel elegido fue el Ponta Delgada, el hotel del montón, pero como estuvimos poco hizo su función y no estaba lejos del centro. Un consejo que me parece importante: nosotros leímos en un foro que era mejor solicitar al propio hotel habitación reformada y así lo hicimos vía mail. Nos dieron una habitación completamente nueva (hasta las puertas de entrada eran distintas a las de las habitaciones sin reformar), el baño impecable y muy moderno, detectores de luz, y la habitación muy amplia. El desayuno me pareció algo pobre, pero con lo fundamental: mermeladas, algo de bollería, zumos, cafés, fiambre, huevos revueltos… El hotel además contaba con una piscina climatizada abierta hasta las 21.00 (íbamos a última hora y estábamos solos prácticamente), jacuzzi, baño turco, sauna y gimnasio.
Alquilamos el coche* con Ilha Verde y ningún problema, el coche nuevo y con aire acondicionado. Por cierto, la gasolina es algo más barata que en España ya que tiene un Iva reducido (similar al IGIC canario), lo cuál se agradece.
*Consejo Niños: Para los peques los tramos por carreteras se pueden hacer algo pesado, porque la naturaleza (acantilados espectaculares, animales etc) os harán tener que parar a cada paso; por lo que recomendamos llevar tablet o juguetes con los que entretenerles y por supuesto tener en cuenta que ellos necesitan su tiempo. Revisad parques más cercanos, parad a hacer una barbacoa en muchos de los miradores con vistas etc. No se trata sólo de visitar, sino de que los peques y vosotros viváis el país y acumuléis un montón de experiencias enriquecedoras en el viaje.

TERCEIRA

Terceira es una isla más pequeña con San Miguel, pero también con cosas muy bonitas que ver. Creo que tres días serían suficientes para ver la isla completa, y más días para recrearse en ella. En el 1983, la Unesco incluyó a Angra do Heroísmo, la capital de Terceira, en su lista de Patrimonio de la Humanidad. De igual modo, la impresionante cueva de Algar do Carvão está en la lista indicativa de la Unesco.
Cosas para no perderse:
Los Imperios (pequeñas capillas de colores muy alegres, dedicadas al espíritu santo). Las más llamativas se encuentran en las zonas de Sao Sebastiao, Puerto Judeu y Feteiras.
Pasear por Angra do Heroismo (Monte Brasil, Memorial, Iglesia, Catedral, Casa con sus colores…) y Praia da Vitoria (calles empedradas, iglesias de colores, la playa, el faro…), las ciudades más grandes de la isla. (En el camino de una ciudad a otra, bordeando la costa se pueden ver los Ilheus das Cabras).
-Bañarse en las piscinas naturales de Biscoitos, aunque también hay opción de bañarse en todas las que hay en la isla, pero estas son las que más me gustaron. Eso sí, el agua estaba helada.
Gruta de Natal y Alvar do Carvao. La primera es un túnel de lava (te dan un casco para que puedas entrar, ya que hay partes en las que el techo baja bastante), al que se puede acceder y la segunda es una cueva más grande, con estalactitas de silicio. Si se visitan las dos, se hace precio especial de 8 € /persona. Si se visita solo una cuesta 2,50 € cada persona y cada cueva. El horario suele ser a partir de las 14 horas y hasta las 18, dependiendo de la época del año.
Furnas de Enxofre. Recorrido marcado para ver las furnas de la isla.
Lagoa das Patas. Pequeña laguna, cerca de un merendero, muy bonita, con aguas donde se reflejan sus nenúfares, y haciendo honor a su nombre, con muchos patos y patitos. Adaptado para niños también, pues hay toboganes, columpios, cuartos de baño, y como dije, mesas para merendar.
Sierra de Santa Barbara. Subiendo hay buenas vistas de la isla, y de los Ilheus das Cabras.
Sierra do Cume. Para mi, las mejores vistas de la Isla. Se ve perfectamente porqué se llama a Terceira «Manta de Retalhos». Hay dos miradores arriba (que pone que son propiedad del Ministerio del Aire, pero nosotros entramos sin ningún problema). Las vistas, impresionantes.
-Desde el mirador de Cinco Riberias, disfrutamos de unas estupendas puestas de sol, y más adelante, después de dejar San Mateus de Calhetas, hay un recodo que se ve el pueblo con el sol detrás. Me encantó!!
Si sobra tiempo, es interesante dar la vuelta en coche a la isla, parando en los miradores que apetezca, piscinas naturales, o donde apetezca.
Nuestro hotel estaba en Angra do Heroismo. Era el Hotel Terceira Mar, del grupo Bensaude. Y estaba genial. Todas las habitaciones daban al mar y al Monte Brasil, y tenía piscina propia y aparcamiento.

COMIDA

En cuanto a la comida, siempre bien y más barato que en España. En Terceira la comida más típica es la Alcatra. Un plato de carne de vaca vieja, cocinado muy lentamente durante cuatro horas. Buenísimo, y potentísimo. Si se come, que sea a mediodía para poder digerirlo bien.
En Rabo de Peixe, fuimos al restaurante de la asociación agrícola de San Miguel. A mí la carne me gustó bastante, pero el sitio barato no es; tampoco es excesivamente caro pero hay que tener en cuenta que la calidad se paga. Yo comí el filete a la pimienta y mi novio el filete al estilo de la asociación, buenísimos los dos. También puedes pedir otras cosas, una hamburguesa del tamaño del plato (sin pan) por 5E o el famoso el bolo levedo, un pan dulce.
En Ponta Delgada cenamos tres veces en el restaurante O ’baco, al ladito del hotel. Las dos primeras veces muy bien, es muy barato, la calidad es excelente y el trato muy bueno. El último día una decepción total, pero intentaremos pensar que fue un hecho puntual: tardamos dos horas en cenar, y eso que bajamos pronto porque queríamos acostarnos pronto ya que al día siguiente nos teníamos que levantar a las cuatro. Nos pidieron perdón bastantes veces pero aún así el mal sabor de boca ahí queda. Pedimos dos días carne a la pieda (excelente), de entradas probamos los champiñones con bacon, el cocktail de gambas, las gambas al ajillo y las lapas, todo buenísimo. Otro día pedimos fussili carbonara y cataplana y excelente también. Otra noche cenamos en el restaurante nacional (rua acoreano oriental, en una calle por detrás de la oficina de turismo), y también muy bien, y otras tres noches cenamos en el restaurante que más nos gustó, adega regional (rua do mello, detrás también de la oficina de turismo, en esta calle también tiene entrada el restaurante nacional): las lapas buenísimas, y el pescado y la carne también excelentes, los camareros nos trataron desde el primer día como si fuéramos de la familia.

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